Inspirarse en Mesopotamia para crear un perfume me parece todo un reto homérico. En parte, porque requiere de un buen ejercicio de estilo pero también, porque ha de tenerse una buena base de documentación olfativa (¿Alguien dejo escrito a qué olía Mesopotamia 2000 años antes de Cristo") Antes de oler ?Volume I? he intentado imaginarlo y la verdad que esperaba un perfume superlativo en todos los sentidos. No necesariamente refinado ni muy trabajado, más bien un perfume instintivo y salvaje. Mesopotamia fue cuna de las primeras civilizaciones agrícolas (sumerios, acadios, asirios) de los primeros reyes y religiones. Imaginaba un perfume cargado de notas animales, ahumadas, balsámicas y resinosas. Un perfume extático, sagrado y divino. Sin embargo, la realidad es algo diferente. ?Volume I? si es un perfume refinado y trabajado cuidadosamente que además, juega a los contrastes con una salida luminosa, estimulante y abierta, y un fondo más cerrado, denso y texturizado. Al principio me ha costado trabajo atar cabos. Yo, que esperaba el perfume de un dios guerrero y conquistador, descubro un perfume delicado y hermoso, sugestivo y embaucador. ¡Esto no me huele a dios de la guerra, esto me huele a sacerdotisa del amor! Y en ese preciso momento he tenido una visón, como una evidencia. Olvidé que la tierra bañada por el Tigris y el Éufrates vio elevarse y caer a una de las ciudades bíblicas más míticas de todos los tiempos: la gran Babilonia. Y quien piensa...