La memoria en el sentido mas primitivo consiste en un sistema de asociaciones que interpreta los malos recuerdos o las malas experiencias como situaciones de peligro para la supervivencia, incluso gatillando actos reflejos como sudoración, paralización, llanto o malestar digestivo para impedir que se cruce el umbral de riesgo. Con el paso de las generaciones la memoria ha evolucionado enfocando las malas experiencias como momentos de incomodidad o desencaje con alguna situación, como un aviso para no volver a repetir ciertos actos.

En perfumes, un aroma puede gustar hasta uno de estos momentos de incomodidad que puede venir en la forma de un comentario negativo, por la identificación de notas que se han enseñado o interpretado como pasadas de moda o por la asociación con un hecho o una persona que no es de agrado. Es así como hay notas particulares como los tonos verdes al vetiver, ciprés y mentol que se asocian a aromas antiguos de barbería, o lineamientos sociales que hacen ver a una flor ligera o sintética como algo más dinámico que el extracto natural y complejo de una rosa.
Cada uno debe tener un perfume que recuerda y al que ha prometido no volver a repetir, o un estilo aromático al que nunca se aventurará. Destaco un caso personal en esta línea y que me ocurrió con Burberry Weekend for Men, con un aroma dulce y brillante de corte primaveral y con tonalidades que sentía atractivas hasta que leo el comentario de alguien que asocia su aroma con un aro...