Tengo la convicción personal de que a ?Black Orchid? le precedió la fama inconmensurable de su creador y de alguna manera, las expectativas se colmaron con más sentido de la lealtad y la devoción, que del olfato. No estoy diciendo con esto que el perfume no merezca el fervor de las hordas de fieles consumidores que lo adoran, pero seamos honestos, ?Black Orchid? es un copia y pega de muchos otros conceptos que ya funcionaban antes en la perfumería. De ?Angel? de Mugler toma prestado el acorde chocolate-pachuli. De Chanel rescata la superficialidad sexy de ?Allure Sensuelle? y de ?Nu? de Yves Saint Laurent, su densa estructura ambarina y balsámica. Todo esto remachado por un acorde floral fresco de orquídea, jazmín, bergamota y mandarina.   El perfume se huele en dos tiempos. El primero es sorprendentemente caótico y confuso. Marcado por un chocolate adusto y un acorde afrutado sin domesticar. La primera impresión de ?Black Orchid? puede ser un poco brutal e impertinente, con un fuerte carácter amaderado (pachuli y vetiver) que ya nos habla de una personalidad sin concesiones. En un segundo tiempo el tema floral, un poco discreto al principio, se va desarrollando progresivamente aportando brillo y calidez bajo la mirada protectora de una vainilla y un incienso, que van calando de sensualidad oriental el perfume. Globalmente me resulta excesivo y desbordante. Demasiado extravagante, aunque pienso que esa era realmente la intención, llamar la atención...